Nueva España surge tras la conquista del Imperio Mexica y el sometimiento de los señoríos. En diversas regiones del actual territorio de México, la vida de los pueblos mesoamericanos cambió radicalmente. Los europeos trajeron alimentos, animales y utensilios que no se conocían; se impuso una nueva religión; la mezcla racial dio origen a otra raza, la mestiza, y se organizó el territorio conquistado con una nueva forma de gobierno: el Virreinato, un sistema de control gubernamental en el que un virrey, enviado desde España, gobernaba en nombre del monarca.
Creación de Nueva España
Después de la conquista de Tenochtitlan, Cortés se autoproclamó gobernador de lo que nombró Nueva España, cargo que ocupó de 1521 a 1524. En los primeros años de la colonización, la Corona española no tenía mucho control sobre los nuevos territorios. Por ello, en 1523 se formó el Consejo de Indias, organismo encargado de redactar todas las leyes relativas a las posesiones de la Corona española, aunque con un carácter consultivo, que requería la aprobación del rey. En 1528 se estableció la primera Real Audiencia, cuya misión fue instaurar una política favorable al monarca que contrarrestara el poder de los primeros conquistadores. Sólo mediante un sistema firmemente controlado desde la metrópoli se evitaría que Nueva España terminara convirtiéndose en un territorio señoreado por los caudillos de la conquista y sustrayendo el dominio del rey. Si bien logró en parte su objetivo, su presidente, Nuño de Guzmán, favoreció a sus amigos encomenderos, quienes cometieron abusos en contra de los indígenas, perjudicando al rey.
Camino al Virreinato
Al no poder limitar el poder de los primeros conquistadores, en 1531 se estableció la Segunda Real Audiencia, presidida por el obispo Sebastián Ramírez de Fuenleal (1490-1547) y Vasco de Quiroga. Dicha institución logró imponer el poder de la Corona sobre los encomenderos y preparar el camino para establecer el Virreinato, un sistema de control gubernamental en el que un virrey, enviado desde España, gobernaba en nombre del monarca. En 1535, la Real Audiencia transmitió el gobierno de Nueva España al primer virrey Antonio de Mendoza (1490-1552) (fig. 1.19).
El territorio de Nueva España fue dividido administrativamente en reinos y provincias gobernadas por corregidores y los alcaldes mayores, quienes tenían como función recoger el tributo que pagaban los indígenas, vigilar a los encomenderos y funcionar como autoridades provisionales. En las ciudades y los señoríos indígenas fueron fundados cabildos o ayuntamientos, organismos encargados de la administración y de llevar asuntos judiciales menores. En este sistema de gobierno, la antigua nobleza indígena tuvo una función preponderante en la recaudación del tributo que le correspondía al rey.